O estudo enquanto poética da potência

Abstract

¿Cómo podemos relacionarnos con el mundo? ¿Cómo podemos considerar su alteridad, esta dimensión del otro que se nos escapa, que se presenta como algo más grande de lo que podemos sentir, imaginar, concebir? Es decir, ¿cómo podemos relacionarnos con este mundo que nos rodea, de manera que estemos abiertos a los sentidos que se pueden extraer de innumerables posibilidades, sin cerrarlo ni reducirlo a una imagen o concepción de aspectos descoloridos, cuya palidez se reflejaría en nuestra propia existencia? ¿Cómo podemos experimentar este mundo inagotable en posibilidades múltiples e incontrolables? ¿Cómo podemos abrirnos a su potencia? Recurrimos a la obra contemporánea del filósofo italiano Giorgio Agamben para pensar el problema de la potencia, en la cual comienza a apuntar, cada vez más expresamente, hacia el estudio como modo de relacionarse abierta e intensamente con el mundo. Entonces ¿por qué estudiar? Estudiar es estar en medio de las diversas posibilidades que el mundo ofrece. Es hacer presente lo que aún estaba ausente. Es producir el poder de ser y no ser —potencia— mientras hace en esa misma potencia su habitar. Y habitar la potencia es tenerla de manera especial, poseerla no como si fuera menor que uno mismo, pero todo lo contrario, es estar envuelto por ella, abierto a lo diferente, a lo nuevo, a lo indeterminado —esto es, poéticamente, en su sentido más antiguo, original. Estar en medio de lo que no se sabe, mantener la ignorancia como su núcleo y motivo constituye la definición misma de lo que es estudiar —y lo que puede hacerse o puede no hacerse presente permanece en potencia en el mundo, es decir, al paso que se produzca el acto de realización. Para mirarlo, para pensarlo, para abrirse, el estudio no puede operar irreflexiva e incesantemente: en cierta medida pausa, se detiene una vez más, mantiene un ‘no hacer’ para volver a producir potencia —en otras palabras, es un modo de inoperosidad. En las páginas que siguen, trazamos una investigación ontológica y fenomenológica —dicho de otro modo, abordamos el sentido del devenir de esas manifestaciones a partir de diferentes ángulos. Acudimos también a Aristóteles y a la filosofía antigua, bien como a pensadores de la educación como Jorge Larrosa y Jan Masschelein, entre otros. De esa manera, hacemos una búsqueda de la apertura original del sentido y de una educación que haga posible un espacio y tiempo de libertad.